¿Qué pasa realmente con la ropa que no se vende?
He aquí una estadística reveladora. 30% de la ropa Las prendas que se producen cada temporada nunca se venden. Quizá pienses: "¿Y qué?". Por supuesto, no todas las prendas se convierten en la próxima sensación de Instagram ni entran en la lista de "imprescindibles" de la temporada.
Pero aquí está el problema. La ropa que no se vende debe desecharse, ya sea vendiéndola con grandes descuentos o peor aún, tirándola a la basura. Se estima que la industria de la moda produce 92 millones de toneladas de residuos textiles Cada año. Cada segundo, Un camión de basura lleno de textiles O bien se arroja a un vertedero o se quema.
Por ello, la contaminación textil se ha convertido en un problema enorme, y un factor importante es el destino de la ropa que no se vende. Veamos por qué hay tanta ropa sin vender, qué ocurre con ella en estos momentos y qué soluciones hay disponibles para lograr resultados más ecológicos y sostenibles.
¿Qué pasa con la ropa que no se vende?
Ahora que sabemos por qué hay tanta ropa sin vender, hablemos del tema más urgente: ¿qué pasa con ella?
Tiendas de descuento
La primera parada suelen ser las tiendas de descuento, ya que las marcas intentarán ganar todo el dinero que puedan con ellas. Estas tiendas, como Marshall's y Winners, prosperan comprando excedentes de stock a una fracción del coste y vendiéndolos a precios rebajados. Es una situación en la que todos salen ganando, tanto los cazadores de ofertas como los minoristas que buscan recuperar algunas pérdidas.
Las tiendas de descuento cumplen una función esencial en el ecosistema minorista al ofrecer una salida para el exceso de inventario. Sin embargo, esta práctica puede perpetuar el ciclo de sobreproducción al crear un mercado secundario donde los bienes no vendidos se venden a bajo precio. Esto puede llevar a los consumidores a esperar descuentos por el excedente de ropa, lo que complica aún más la gestión de inventario para los minoristas primarios y empeora el problema.
Donación
Algunas prendas que no se venden se donan a organizaciones benéficas y fundaciones. Parece una solución noble, pero no está exenta de problemas. Las organizaciones benéficas pueden verse desbordadas por el gran volumen de donaciones, lo que genera desafíos logísticos y, a veces, la desafortunada necesidad de desechar prendas sobrantes. Además, no toda la ropa donada es adecuada para quienes la necesitan, lo que significa que una parte podría terminar en vertederos.
Desecho
En 2017, se reveló que H&M estaba quemando hasta 12 toneladas de ropa por año desde 2013. Y esa es la dura realidad a la que se enfrenta una cantidad significativa de ropa sin vender. Las prendas no vendidas a menudo se incineran o se envían a vertederos, lo que contribuye al creciente problema de los residuos textiles. La incineración libera contaminantes nocivos al aire, lo que plantea riesgos ambientales y para la salud, mientras que los vertederos se desbordan de tejidos no biodegradables que pueden tardar décadas en descomponerse. Por eso, la industria de la moda representa hasta El 8% de las emisiones globales de carbono . Es un duro recordatorio de cómo debe cambiar la industria.
¿Por qué hay tanto desperdicio en la industria de la moda?
La respuesta sencilla a por qué hay tanta ropa sin vender es que hay sobreproducción. Pero, ¿por qué hay sobreproducción? Vamos a averiguarlo.
La industria de la moda tiene un problema de sobreproducción.
La respuesta obvia es que en este momento se producen demasiadas prendas en el mundo. En 2014, la cantidad de prendas producidas anualmente superó los 100 mil millones Por primera vez en la historia, es decir, casi 14 prendas de vestir por cada habitante del mundo.
Pero, ¿por qué fabricar tanta ropa? ¿No es malo para el negocio fabricar más de lo que se puede vender? El problema es que la moda es increíblemente voluble. A veces puede resultar casi imposible predecir la demanda de los consumidores. Lo que está de moda en un momento puede pasar de moda al siguiente. Las tendencias estacionales impulsan la industria, creando un ciclo en el que la ropa se vuelve obsoleta rápidamente. Ahora, con la moda rápida, este proceso se ha acelerado.
En la actualidad, las marcas lanzan colecciones a un ritmo vertiginoso, con el objetivo de satisfacer el apetito insaciable de la moda rápida. Se lanzan miles de estilos no solo por temporada, sino a diario. Existe una enorme presión en el mercado para seguir siendo relevante y satisfacer la demanda constante de novedades. ¿El resultado? Un excedente abrumador de ropa que nunca ve la luz del día.
Cuando destruir es mejor para los negocios
No son solo las marcas de moda rápida las que están causando problemas por la sobreproducción de inventarios. Las marcas de lujo también son famosas por destruir el stock no vendido y ni siquiera permitir que llegue a las tiendas de descuento.
Por ejemplo, en 2018, se descubrió que Burberry tenía destruyó más de 90 millones de libras El valor de los bienes durante un período de cinco años no es el único. Muchas marcas de lujo se deshacen periódicamente del exceso de inventario. ¿Por qué lo hacen? ¿No están desperdiciando valor?
En realidad, las marcas de lujo se ven incentivadas a destruir el stock no vendido para preservar su exclusividad y valor de mercado, en lugar de ofrecer estos artículos a precios reducidos, lo que podría diluir el prestigio de su marca. Esta práctica no solo salvaguarda su símbolo de estatus, sino que también evita que sus productos ingresen al "mercado gris", donde los artículos de lujo genuinos pueden ser revendidos por vendedores no autorizados a precios más bajos. Por ejemplo, Richemont, propietarios de Cartier, una vez destruyó más de 1000 tiendas de lujo en todo el mundo. Relojes por valor de 400 millones de libras para evitar su venta a través de canales no regulados.
Además, las marcas de lujo obtienen beneficios financieros al deshacerse del inventario no vendido. En los EE. UU., las marcas pueden recibir importantes descuentos fiscales destruyendo las mercancías no vendidas bajo la supervisión de la aduana, un proceso conocido como "drawback". Esto suele hacer que sea económicamente más viable destruir las mercancías en lugar de invertir en reutilizarlas o reciclarlas.
Soluciones sostenibles para la industria de la confección
Actualmente se producen demasiadas prendas de vestir y éstas provocan un enorme problema medioambiental.
¿Cuál es entonces el mejor camino a seguir a partir de ahora?
Reciclaje
Una forma de abordar el problema del excedente de ropa es mediante el reciclaje, que consiste en descomponer los textiles en materias primas que se pueden reutilizar para crear nuevos tejidos.
El reciclaje de textiles puede ayudar a reducir los desechos y conservar los recursos. El reciclaje mecánico implica triturar los tejidos para convertirlos en fibras que se pueden utilizar para hilar nuevos hilos, mientras que el reciclaje químico descompone las fibras en sus componentes químicos para su reutilización. Sin embargo, existen desafíos como el contenido de fibras mixtas y los contaminantes que pueden dificultar el reciclaje. Se están desarrollando soluciones innovadoras, como los sistemas de reciclaje de textil a textil, para abordar estos problemas y mejorar la eficiencia del reciclaje.
Si bien es un paso en la dirección correcta, reciclar textiles es complejo y no siempre es factible para todos los tipos de telas, lo que nos lleva a la siguiente solución.
Reciclaje
El upcycling lleva el reciclaje un paso más allá al transformar prendas existentes en piezas nuevas. Es una forma creativa de reutilizar prendas que de otro modo acabarían en la basura sin tener que convertirlas en materias primas. Tanto los diseñadores como los aficionados al bricolaje están adoptando el upcycling, convirtiendo camisetas viejas en tops de moda o vaqueros en bolsos con estilo. No solo es una solución sostenible, sino que fomenta una cultura de la creatividad.
Marcas como Reformation y Patagonia han adoptado el reciclaje como parte de sus iniciativas de sostenibilidad, ofreciendo a los consumidores opciones elegantes y ecológicas.
Pero el problema con el reciclaje y el upcycling es que, frente a la oleada de moda minorista, es solo una gota en el océano. Se estima que solo se reciclan unas 1000 prendas. El 1% de todas las prendas postconsumo se reciclan . En el caso del supraciclaje, una tendencia relativamente nueva, las cifras son aún más minúsculas. Por eso, si bien son excelentes soluciones, necesitamos algo más fundamental que provoque un cambio en la industria.
Concientización
En definitiva, estas marcas producen ropa en exceso porque creen que eso es lo que quieren los consumidores. En cambio, si un número suficiente de ellas fuera más consciente de cómo sus hábitos de compra están destruyendo el planeta, eso podría reducir significativamente la demanda de sobreproducción.
Esto significa educar a los consumidores sobre las consecuencias ambientales y sociales de sus compras para fomentar hábitos de compra más reflexivos y sostenibles, como pensar dos veces antes de hacer una compra, optar por la calidad en lugar de la cantidad y apoyar a las marcas que priorizan la sostenibilidad.
Iniciativas como la de Fashion Revolution Campaña #QuiénHizoMiRopa Han logrado generar conciencia y llevar a los consumidores a exigir una mayor transparencia a las marcas.
Y no se trata solo de que esto empuje a las marcas a limitar los desechos y a ser más sostenibles en sus prácticas para atraer a más consumidores. Impulsar la concienciación puede llevar a una legislación que imponga normas ambientales más estrictas a la industria de la moda, lo que a su vez puede generar un enorme cambio sistémico.
El cambio empieza por ti
Así que ahora ya lo sabes. Casi un tercio de toda la ropa nunca sale de las estanterías, lo que contribuye a generar una cantidad astronómica de residuos textiles al año. Estos restos de moda suelen acabar incinerados o enterrados en vertederos, dejando una enorme huella de carbono a su paso.
¿Cuál es la solución? Podemos darles una segunda oportunidad a estas prendas mediante el reciclaje y el supraciclaje, convirtiendo las tendencias de ayer en los tesoros de hoy. Sin embargo, esas son solo soluciones provisionales.
El verdadero cambio empieza por nosotros, los compradores. Si elegimos la calidad en lugar de la cantidad y apoyamos a las marcas que valoran la transparencia y la sostenibilidad, podemos impulsar a la industria hacia mejores prácticas. Así que, la próxima vez que visites una tienda, recuerda que tus decisiones pueden influir en un futuro de la moda más responsable.
Y hablando de calidad sobre cantidad, si estás buscando ropa interior masculina, en lugar de comprar un paquete barato de tres que se convertirá en basura en poco tiempo, consigue una duradera y atemporal. Boxer Brief con tejido sintético . Darás un paso más para salvar el planeta de los residuos textiles y, además, te sentirás muy bien.